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28 - 04 - 2023
¿Por qué el 'punto G' es más que un punto?
Demoliendo los mitos acerca del Punto G
¿Cuántas veces hemos escuchado hablar del punto G? Conversaciones del tipo: «Sí de verdad quieres que tu pareja esté satisfecha durante vuestras relaciones sexuales debes estimular su punto G», o chistes como: «Los hombres no saben satisfacer a su chica porque no tienen ni idea de donde se encuentra el punto G». No cabe duda: uno de los temas más debatidos, que más obsesionan a los hombres y, a veces, ni lo entienden, es todo lo que concierne a lo que célebremente conocemos como el punto G. Pese a toda la información disponible sobre esta cuestión en medios tradicionales y digitales, el punto G todavía sigue siendo un tema envuelto en misterio y desinformación. Para comenzar, el nombre con el que se denomina a esta zona de la anatomía femenina es totalmente inapropiado. De la misma manera, tampoco podemos hacer caso a las clásicas campañas mediáticas que tratan de desacreditar su existencia. En definitiva, para entender de lo que hablamos al referirnos al punto G es necesario que conozcamos toda la información falsa que lo rodea. Por esta razón, en este artículo vamos a ir abordando las falsas creencias o mitos que tratan sobre el punto G. Porque el punto G es mucho más que un "punto".
Falsas creencias sobre el Punto G
El punto G es un punto
Para empezar, se denomina “G” por el apellido del doctor al que se le atribuye su descubrimiento, Ernst Gräfenberg. Sin embargo, lo más interesante de todo es que no se trata de un punto, sino de una área de entre 3 y 5 cm de longitud situada en la pared anterior de la vagina. Cuando la mujer se excita, esta zona se erecta y aumenta la presión en diferentes áreas de la vagina. Por ejemplo, la presión por la erección de esta zona provoca que una porción interna del clítoris y, sobre todo, de la esponja uretral reciban un mayor estimulo. Dado que estas áreas son las que mayor número de terminaciones nerviosas contienen, su estimulación provoca orgasmo mucho más intensos en la mujer. Por este mismo motivo, hay muchas actrices de cine adulto o modelos de chats porno que emplean juguetes sexuales específicamente diseñados para estimular esta parte de su antonimia. Gracias a ellos, consiguen orgasmo mucho más potentes durante la creación de contenidos para adultos y, por ende, mucho más atractivos para la audiencia.
Para conocer la localización del punto G es necesario echar un vistazo a su estructura. La mayoría coinciden en que su forma se asemeja a la de una horquilla. La parte superior de la horquilla sería la área externa del clítoris, a la cual se la denomina como al extremo superior del pene: glande. Esta es la fracción que podemos ver en la área superior de la vulva de una mujer. Por el otro extremo, las dos ramas que salen de la horquilla serían la zona interior del clítoris, a menudo denominadas por su estructura “piernas del clítoris”. Además, entre estas dos partes hay dos pequeñas extensiones más del clítoris que se denominan “bulbos”. Pues bien, el glande, las piernas y los bulbos del clítoris están conectados en un punto intermedio, justo en la pared anterior de la vagina. ¡Esta zona es a lo que llamamos punto G!
El punto G es de fácil acceso para todos los hombres con uno o dos dedos, ya que suele ser sencillo detectarlo por su textura rugosa al entrar en erección. Sin embargo, también es cierto que para ello es necesario que la mujer esté suficientemente excitada. Además, su localización y tamaño varían de unas mujeres a otras. De hecho, hay algunas vaginas que tienen un punto G tan pequeño que es prácticamente imposible detectarlo. Por ello, si deseamos encontrar esta área para estimular más a nuestra pareja es mejor que nos lo tomemos como un juego. No debemos obsesionarnos ni frustrarnos por no encontrarlo. El clítoris, la vagina, el ano o los pezones, son otras zonas del cuerpo femenino con las que perfectamente podemos cumplir con nuestro trabajo.
El punto G es un órgano corporal
Tras haber explicado lo anterior, resulta obvio que el punto G no es un órgano más de la anatomía femenina. Es decir, no debemos buscar el punto G como si se tratase, por ejemplo, de la vagina. En realidad se trata de una zona erógena compuesta por múltiples partes. De la misma manera, tampoco resulta tan sencillo de localizar como, por ejemplo, un hueso o una articulación. No hay que obsesionarse con el punto G. Sí lo encontramos, ¡perfecto! Pero si no, tampoco ocurre nada. La mujer tiene muchas zonas erógenas con las que podemos hacerlas alcanzar orgasmos muy potentes. Si tienes alguna duda sobre esto, no estaría de más que investigaras un poco en Internet. Incluso que preguntaras a las modelos de chats porno, ya que ellas saben más que nadie sobre cómo hacer sentir placer a una chica.
El punto G no existe
Si no es un órgano ni una zona fácilmente identificable de la anatomía femenina, entonces es que no existe, ¿verdad? Esta afirmación que muchos hombres suponen es del todo inapropiada. Puede que en algunas mujeres resulte difícil de encontrar, pero aun así también está ahí. A lo largo de décadas han ido apareciendo numerosos artículos de dudosa reputación que afirmaban que el punto G era un invento. Ha circulado mucha información de supuestos especialistas que aseguraban que el punto G es fruto de la imaginación. De hecho, la mayoría de los medios de comunicación trataron con especial controversia este tema durante años. Sin embargo, las investigaciones llevabas a cabo a finales de los años noventa y principios del siglo XXI confirmaron su existencia.
Aunque todavía hay muchas personas que no comprenden su estructura (compuesta por múltiples partes), lo cierto es que en esta zona la mujer siente muchísimo placer. Por ello, muchas mujeres consideran el punto G como la “próstata femenina”. Al fin y al cabo, ambas partes tienen muchas cosas en común. La próstata masculina genera gran placer al ser estimulada con juguetes eróticos. Lo mismo sucede con el punto G de la mujer. Ambas consiguen que las personas experimentemos tremendos orgasmos. Por este motivo, suelen ser las zonas que más se estimulan durante los rodajes del cine adulto no convencional y en las transmisiones en vivo de los chats porno. Ahora bien, debemos tener en cuenta que la próstata es una glándula, mientras que el punto G es una área con varias partes interconectadas. No son la misma cosa.
El punto G es el Santo Grial del placer
La mayoría de las personas suelen pensar erróneamente que el punto G es el botón mágico del placer. Una vez que se localiza, independientemente de lo de más, la mujer alcanzara el orgasmo. Un clímax muy potente sin importar cosas como los preliminares, las caricias, los besos o la estimulación de otras zonas erógenas. Nada más lejos de la realidad. Algunas chicas les encanta tener esta parte de su cuerpo estimulada. Son capaces de tener orgasmos tan potentes que acaban por hacer squirting e, incluso, eyacular. Sin embargo, hay otras mujeres que odian cómo se siente y no encuentra para nada placentero que se estimule su punto G. Como sucede con cualquier otro aspecto de la sexualidad, sentir o no placer con el punto G depende de cada persona. Es fundamental no generalizar o suponer cosas sobre nuestra pareja que en realidad no lo son. En este sentido, y como sucede en los chats porno, es importante tener conversaciones regulares sobre las preferencias sexuales de nuestra pareja. De esta manera, evitaremos malos entendidos.
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